Padre Pobre, Hija Rica
Vamos a darle un twist a la típica conversación del 14 de febrero. A mi me viene a la mente una vez a mis 11 años, acompañando a mi papá al supermercado (seguramente para alguna carnita asada que ofrecería más tarde en casa), nos estacionamos al lado de un carro deportivo bastante llamativo.
Mi papá notó mi interés en aquel enorme y brillante objeto fosforescente, y me preguntó si me gustaba. Le dije que sí. Le devolví la pregunta, y me dijo que también.
Procedí a elaborar más - le pregunté si lo quería. Su respuesta fue “no”. Seguramente mi rostro se torció en confusión - le gusta pero no lo quiere.
Como es costumbre suya, aprovechó el momento para una lección que jamás olvidaré: “El carro es muy bonito, Ana. Pero a mi no me interesa tenerlo, ni me alcanzaría. Hay mucha belleza en este mundo que sí quiero tener, sin embargo, y me abro camino hacia ella con las decisiones que tomo: caminar en la montaña, hacerles de comer a ti y a tus hermanos, querer a tu Mamá, cuidar de mis papás, visitar una cascada. Esos son lujos para mí, y por ellos voy. Lo mismo intento ejemplificar hacia mis hijos - encontrar felicidad en lo pequeño… así siempre la tendrán cerca, si quieren verlo.”
Entré muy feliz al súper de la mano de mi papá. La carne asada que preparó supo especialmente deliciosa esa tarde, con nuestros seres queridos. Fue un sábado de convivencia, sol, agua, risas, amor… y nadie nunca supo en qué carro llegó cada quién.
Esta fue la gran lección de amor de mi papá, el que no le invertiría al carro deportivo, pero sí a una tarde de convivencia. En Montacometa es lo mismo - vamos por esos momentos de apapacho y seducción con cosas deliciosas y sencillas.
Que la pasen bonito este 14 de febrero (y todos los días), dejándose seducir por elementos que trasciendan.
-Ana.
3 comentarios
Con un padre así, no me extraña que ustedes sean tan geniales
Se me metió una basurita al ojo 🥲
Que hermosa historia y lección de vida. Gracias por compartir 🫶🏼
muy bonita historia!!! y mejor contada que J.K. Rowling!! :)