Más pronto cae un hablador que un cojo.

Esto me lo enseñó mi papá desde chica… y él lo aprendió en grande ya de adulto.

Nuestro Papá, aunque lo niegue, es un snob de postres. ¿En qué sentido? En que les hacía el feo a los postres comprados. Ni siquiera los probaba - para él no había más que los postres caseros. Fresas con crema, arroz con leche, gorditas de azúcar, choux, torta triple exquisita, rosca de chocolate, pastel de nieve… postrero a morir, pero postrero casero.
Así fue siempre, hasta que años después, sus lindas niñas decidieron abrir una repostería.

El suspenso nos mataba - ¿se convertiría en nuestro cliente? Aquel hombre amante de los postres hechos con manos que conocía, ingredientes que reconocía, sabores que lo transportaban, aromas que identificaba… ¿se presentaría como cliente en una repostería con pasteles sin esa cercanía tan obvia?

La respuesta fue un sí absoluto - no sólo se convirtió en cliente, se convirtió en nuestro RP más importante. Juntas de trabajo, cenas, carnes asadas, detalles con seres queridos… no importa para qué, este señor en traje y botas para caminar deja claro - sin palabras, sólo acciones… que en efecto, es nuestro fan más grande. Y a nosotros nos llena el corazón saber que su exigencia por un postre casero, balanceado, con ingredientes familiares, mesurado… sigue siendo satisfecho por lo que hemos creado en Montacometa., juntas, como él quiere vernos siempre.

Para nuestro mejor cliente, nuestro mejor aliado, y el ejemplo de que las cosas en familia, con conexión, saben mejor. Gracias, Papá.

PD. Los favoritos de nuestro señor Padre: los brownies de cocoa obscura, el arroz con leche, las empanadas de ate con queso, y el flan con caramelo. :)

-Ana.

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