Comentarios nefastitos del pasado que hoy agradezco
Temas para tu sobremesa:
Qué simpático cómo cambian nuestras perspectivas de las cosas, ¿no? Sin haber cambiado la situación, y meramente con el paso del tiempo, algo que antes te enfurecía ahora te enternece, o te parece cómico. Muchas otras veces hasta nostalgia te da.
A mi me pasó muchas veces: el sufrir por detalles que hoy me parecen insignificantes. No solamente eso, pero el extrañar esos momentitos gorrosos que ahora se recuerdan deliciosamente. Les comparto algunos, para que vean cómo son mis hermanas:
De muy chiquita, estoy hablando de unos 9 o 10 años, me gustaba un niño. Marcela mi hermana estaba totalmente enterada de la situación. Aún así, yo era una niña penosa y reservada, y no eran temas a platicar para mi. Lo mantenía en sigilo, utilizando la primer letra de su apellido en la contraseña de mi Nintendo: AGADA (Ana Gabriela Alanís De Axxxx … sí, como si fuese mi marido jajaja 🤣).
No obstante, cada vez que Marcela encontraba la oportunidad de hacerlo, normalmente en la cena familiar, donde estábamos los 7, en calma, platicando amenamente… Marcela decidía cantar, con voz temblorina, aguda e insoportable: “Aaaa aaaaa agada, aaaa agada”. No hay manera de describir lo rápido que me hervía la sangre. Le lanzaba miradas penetrantes y odiosas, dejándole saber que después de la cena iba a hacerla pedazos (no tanto, pero sí algo).
Va otra, más personal - ya más grande, hubo un misterio en casa respecto a unos calzones. Así es, unos calzones con diseño de besos que nos daba roña. Tanta roña, que ni una de las 4 hermanas quería verlos, tocarlos, ni mucho menos confesar que fueren suyos.
Así como aparecieron, desaparecían por semanas para luego volver a aparecer. Una vez, cuando iba a la universidad, me senté en mi escritorio dispuesta a aprender sobre cuándo procede un amparo directo o indirecto, ante qué autoridades competentes, sus instancias, y otras cosas escabrosas. Iba a sacar la libreta de mi mochila cuando al sentir dentro de ella con mi mano, toqué algo suave y delicado. Saqué lo que fuese que era, en medio de un salón lleno de alumnos y frente al profesor, para darme cuenta que en mis manos traía el calzón con corazones. Me puse roja en milisegundos, lo empujé hasta el fondo de la mochila, y le mandé un mensaje de texto a Tere : “Te vas a arrepentir.”
Mientras escribo no paro de reír y confirmo lo que quiero transmitir hoy - las cosas cambian, aunque las cosas no cambien. Lo que ayer te provocó disgusto hoy puede darte tanta felicidad meramente por el recuerdo que representa… lo que el tiempo y el espacio nos da a veces puede ser muy bello: una perspectiva fresca.
Espero que te llenes de recuerdos buenos y malos, sabiendo que el tiempo y madurez puede transformarlos. Me encantaría conocer los tuyos.
-Ana.
1 comentario
Gozo tus historias Ana!!! Buenísimas me haces reír sola!!! ❤️