No tengo excusa - pero soy medio Grinch. No tengo excusa porque la Navidad siempre formó una parte hermosa de mi infancia y adolescencia, porque siempre la pasé llena de amor, de familia, de paz, porque siempre hubo un techo sobre mi cabeza y comida en mi mesa, porque la vida siempre me ha dado todo para ser una Who y no una Grinch.
Pero la realidad es que, y particularmente en estas épocas...yo me siento Grinch. Grinch porque me abruman los eventos sociales, los detalles y regalos (para los cuales soy mala, tanto para recibir como para obsequiar), porque me estresan los resultados en el trabajo, Grinch porque se termina un año más sin haber alcanzado ciertas metas, Grinch porque me da miedo lo que viene, porque siempre siento que me falta alguien… comienza a hacerse un nudo en mi garganta. Supuestamente nunca hay excusa para ser Grinch, ¿no?
En mi último newsletter les confesé sobre mi ansiedad social, que no cae tan lejos de sentirme como este personaje verde amargoso… y caí en la cuenta de algo: Aunque estas épocas me encasillen en Grinch, la realidad es que lo siento así porque yo estoy a todo dar y plena en mi vida diaria… y darme cuenta de esto me llena de felicidad.
El día a día (comienzo a hacer pucheros al escribir), de corretear niños, de ver a mis hermanas en la pastelería, de llorar del cansancio y de no dormir, de emocionarme probando propuestas nuevas de Tere, de tirar carrilla con el equipo, de ver que tengo a mis papás y abuelos sanos, de frustrarme por retos en el negocio, de buscar 5 minutos de paz con mi marido, de terminar un día más sin hacer ejercicio como me lo propuse, de ver al espacio sin parpadear hasta inspirarme para escribir esto, de escuchar risas y llantos y un ruido abrumador en casa el cual extraño al primer instante que acaba… este caos se ha convertido en mi plenitud.
Y si el no querer escaparme de esto me hace
Grinch… que así sea.
Ya dejé el corazón por aquí de nuevo.
Me llama el olor a galleta recién horneada, así que me despido. Espero verte por aquí pronto, y que salgas sintiéndote un Who.
-Ana.