La Historia del Flan y el Arroz con Leche.
Hoy ando creativa, y en conmemoración del próximo 16 de septiembre (el cual sé a todos nos queda la duda de si celebrar o no) les voy a compartir una historia corta sobre nuestro flan y nuestro arroz con leche.
El flan y el arroz con leche - los dos postres contrincantes para ganarse la presidencia de postre predilecto en nuestro hogar, siempre se dieron a topes.
Ambos eran percibidos como anticuados, poco novedosos, y con poca disposición de acoplarse a los antojos y necesidades actuales, pero empedernidos en su necesidad de sentirse valorados como en las épocas de antaño, donde eran los reyes de la sobremesa.
Pero sucedió que otro de su generación se puso más creativo que ellos y les robó cámara y votos por muchos años: el ate con queso, que decidió presentarse dentro de dos capas deliciosas de masa de mantequilla y venderse como "empanada de ate con queso". El ganador indiscutible.
Tras algo de llanto y gimoteo por parte de nuestros pobres postres antiguos, decidieron copiar la estrategia. El flan decidió de una vez por todas escuchar las quejas de su sabor a huevo, y las eliminó. No sólo eso, sino que apostó a lo grande cambiando su clásica cajeta por un caramelo tostado extraordinario, que lo diferenciaría de los demás y seguro, le garantizaría continuidad en las próximas elecciones.
El arroz con leche, a su vez, se atrevió a eliminar las pasas de su ecuación - siempre le causaron problemas. No conforme con esto, también optó por triplicar su factor cremoso, aunque aquello implicara horas sobre la estufa. El resultado - el arroz con leche más cremoso del condado.
Volteandose a ver el uno al otro y realizando que ambos ahora proponían sabor, textura, y experiencia excepcional, el arroz con leche y el flan acordaron una coalición - llamado EL COMBO PATRIO.
Querido lector - en esta votación y con estos candidatos coludidos, le aseguramos un voto satisfactorio.
¡Viva México!
- Ana